Eva Fariña. Fotos: Diego S. Villasante. Madrid
El 75 por ciento de las pruebas invasivas que se realizan para diagnosticar la enfermedad coronaria aterosclerótica se podrían evitar, según los resultados preliminares del estudio multicéntrico europeo Evinci (EValuation on INtegrated Cardiac Imaging), presentado por los Dres. José Luis Zamorano, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid; Danilo Neglia, director del Proyecto Evinci y responsable de la Unidad PET-TAC del Instituto de Fisiología Clínica de Pisa (Italia), y Juhani Knuuti, director del Centro PET Turku del Hospital Universitario de Turku (Finlandia). En el estudio han participado 17 hospitales de 9 países europeos, entre ellos el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, el Clínico San Carlos de Madrid y el propio Hospital Ramón y Cajal. El objetivo es analizar las mejores estrategias coste-eficaces para el diagnóstico de pacientes con una posible enfermedad coronaria ateroesclerótica.
José Luis Zamorano (izq.) ha presentado los resultados del estudio acompañado por Danilo Neglia, director del Proyecto Evinci y responsable de la Unidad PET-TAC del Instituto de Fisiología Clínica de Pisa (Italia), y Juhani Knuuti, director del Centro PET Turku del Hospital Universitario de Turku (Finlandia).
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Los especialistas han destacado de este análisis preliminar dos grandes conclusiones: “Los pacientes con dolor precordial tienen una probabilidad pretest estimada de sufrir una enfermedad cardiovascular de un 60 por ciento, mientras que el estudio Evinci ha demostrado que la probabilidad real después de hacer un adecuado cribado con las diferentes pruebas es del 30 por ciento. Esto quiere decir que en Europa se ha sobreestimado la prevalencia de la enfermedad coronaria en pacientes que acuden al médico porque tienen dolor en el pecho”.
Danilo Neglia se ha referido al diagnóstico de la enfermedad cardiovascular: “El estudio Evinci indica que si hacemos la adecuada estratificación de las pruebas diagnósticas no invasivas, como el TAC, la ecocardiografía de estrés, la resonancia magnética o los isótopos, se ha visto que ese dolor del paciente no se debe a una enfermedad coronaria”.
En cuanto a la segunda conclusión relevante, los expertos han dicho que si se hace una adecuada selección del paciente en función de los factores clásicos de riesgo, con los resultados de la analítica y las pruebas de imagen, se evitará hacer otras técnicas invasivas en un número significativo de pacientes: “Además, aquellos pacientes en los que con pruebas no invasivas se les detecta la enfermedad, se pueden enviar a hacer cateterismos cardiacos, pero no ya diagnósticos, sino terapéuticos, es decir, son pacientes que están mejor seleccionados para poder hacer angioplastia, para colocarles un stent o para hacer el procedimiento terapéutico de una forma mucho más guiada. En definitiva, los procedimientos invasivos no serían en el primer escalón, como diagnóstico, sino que serían guiados para hacer la terapéutica del paciente”.
En el diagnóstico de una posible enfermedad cardiovascular grave, el tiempo “es un factor fundamental”, según ha incidido el Dr. Zamorano, por lo que “es muy importante saber qué pruebas hay que hacer a cada paciente, con una medicina personalizada, y saber qué podemos obtener de cada prueba para no perder el tiempo y el dinero”.
La presentación del estudio Evinci se ha realizado en el Salón de Actos del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
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